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  • En la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX se titularon 19 ingenieros geógrafos que participaron en el desarrollo del quehacer científico y la exploración del país

Al observar un mapa, revisar un libro, caminar por las calles o ver una edificación, es común centrarse en la obra pero no en los autores de esos proyectos. Así, en el ámbito geográfico son muchos los personajes que fueron partícipes de los avances de la disciplina y del país, y que son casi desconocidos. 

“Es sorprendente como nuestros egresados y profesionales conocen autores extranjeros –americanos, franceses, españoles o latinoamericanos– y no conocen a los geógrafos mexicanos. Y si nos vamos al siglo XIX el desconocimiento es aún mayor”, señala José Omar Moncada Maya, investigador del Departamento de Geografía Social del Instituto de Geografía (IGg).

El universitario ha centrado su investigación en conocer la historia de la disciplina geográfica, hacer un recorrido hacia el pasado y rescatar del anonimato a esos personajes que contribuyeron con el quehacer científico y el desarrollo de México.  

En uno de sus más recientes trabajos, el académico se ha enfocado a investigar quiénes fueron los primeros geógrafos mexicanos. En esta búsqueda es necesario remontarse al nacimiento de la geografía, al año de 1843, cuando se creó la profesión de ingeniero geógrafo, en sus inicios muy vinculada a la cartografía. 

De acuerdo con el doctor en Geografía, se trató de una comunidad pequeña conformada por 19 personas que obtuvieron el título de ingeniero geógrafo, de los cuales 18 egresaron del Colegio de Minería, que luego se convirtió en la Escuela Nacional de Ingenieros –con sede en la Ciudad de México–. Y aunque en el siglo XIX, por un tiempo breve, se impartió esta carrera en las entidades de Jalisco, Estado de México y San Luis Potosí, sólo se graduó una persona en Jalisco. 


Los primeros ingenieros geógrafos mexicanos

Estos ingenieros geógrafos ocuparon cargos en la administración pública, algunos fueron secretarios de Estado, subsecretarios u oficiales mayores, otros participaron en expediciones para el reconocimiento y conformación del territorio. Mientras que otros destacaron como docentes en diversas instituciones como el Colegio Militar, la Escuela Nacional de Agricultura (antecesora de la Universidad Autónoma Chapingo), la Escuela Normal de Maestros e incluso en la entonces Universidad Nacional de México. 

En 1856 se otorgó el primer título a José Salazar Ilarregui –trece años después de la creación de la profesión de ingeniero geógrafo–, le siguieron Francisco Jiménez (1856) y Francisco Díaz Covarrubias (1858), que pertenecieron a la primera generación de titulados y coincidieron en algunos proyectos. De ellos, José Salazar Ilarregui, “es un claro ejemplo de cómo la historia oficial coloca a los personajes como buenos y malos”.


José Salazar Ilarregui (Imagen: Mediateca INAH)


En el caso de José Salazar formó parte de la primera comisión de límites creada por la entonces Secretaría de Fomento, encargada de trazar la frontera entre México y Estados Unidos. Fue agrimensor y responsable de dicha comisión, desempeñando un rol crucial en la defensa del territorio. Para Moncada Maya la posición ideológica de este personaje, catalogado como conservador moderado, fue determinante en su vida profesional pues lo llevó a apoyar la intervención francesa, incorporarse como funcionario al imperio de Maximiliano de Habsburgo. Y con el tiempo ser exiliado del país, refugiado en Cuba y luego en Estados Unidos.

Años más tarde regresó a México y por invitación de otro ingeniero geógrafo, Leandro Fernández, entonces secretario de Estado, participó en la comisión de límites para trazar la frontera entre México y Guatemala. “Fue una persona que políticamente llegó a ocupar puestos de gran responsabilidad, pero también contribuyó a la conformación de este país, al trabajar tanto en la frontera norte como sur”, subraya el investigador del IGg. Sin embargo, nunca se le “perdonó su etapa en el imperio”.

Tuvieron que pasar casi 30 años para que llegara una segunda generación de ingenieros geógrafos, integrada por: Joaquín Mendizábal y Tamborrel; Leandro Fernández; Isidro Díaz Lombardo; José Tamborel; Adolfo Díaz Rugama; Felipe Valle; Ezequiel Pérez; Valentín Gama y Cruz; Juan Mateos; Guillermo Beltrán y Puga; Agustín Aragón y León; y Carlos Fernando de Landero y Castaños (el único titulado en Jalisco).

La última generación de estos profesionales estuvo formada por: Silverio Alemán Romo; Joaquín Gallo Monterrubio; Francisco Díaz Rivero; y Pedro Celestino Sánchez Granados.

El investigador del IGg refiere que un dato curioso es que varios de estos hombres contaban con dos o más títulos profesionales, ya que para convertirse en ingenieros geógrafos en su mayoría tenían formaciones previas como hidromensor o en topografía, entre otros saberes.


La construcción del territorio mexicano

José Omar Moncada destaca el trabajo realizado por estos ingenieros geógrafos, “que desempeñaron un papel importante en la vida académica, cultural y política de nuestro país”. Y que debido a su formación ejercieron actividades en diversos ámbitos, la mayoría participaron en las comisiones científicas creadas por la Secretaría de Fomento (en sus diferentes etapas), “ya que tenían los conocimientos necesarios y adecuados para ese tipo de funciones”.

La Secretaría de Fomento tuvo una labor notable porque impulsó el estudio del territorio mexicano a través de la creación de instituciones y comisiones que dieron lugar a expediciones científicas que contribuyeron en el conocimiento del país, donde participaron estos ingenieros geógrafos. Como ejemplo, Francisco Díaz Rivero, “fue el único que trabajó como integrante de la Comisión Geográfico Exploradora”.

Debido a su formación también ocuparon puestos públicos en el gobierno de la Ciudad de México, promoviendo diversas obras enfocadas a la introducción de agua, el desagüe, la construcción de algunos edificios –que pueden apreciarse al caminar por las calles del Centro Histórico–. El único que ocupó un cargo de elección fue Leandro Fernández, que fue gobernador de Durango; mientras que Adolfo Díaz Rugama y Agustín Aragón llegaron a ser diputados.

Entre los ingenieros geógrafos que fueron secretarios de Estado se encuentran: José Salazar Ilarregui, Leandro Fernández, Valentín Gama y Cruz; mientras que Francisco Jiménez fue secretario interino y oficial mayor de la Secretaría de Fomento. 

A la par de su labor en la docencia, los ingenieros geógrafos fueron miembros de sociedades científicas como la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, la Sociedad Humboldt, la Sociedad Científica Antonio Alzate, la Sociedad Mexicana de Historia Natural, e incluso algunos pertenecieron a sociedades internacionales.

El reconocimiento internacional que alcanzaron los trabajos de estos profesionales fue gracias a la difusión de sus publicaciones, ya que algunas de las sociedades mexicanas mantenían intercambio con sus pares en Europa, además de que los textos eran publicados en francés –en ese tiempo el idioma oficial de la ciencia– y eso permitió un mayor alcance de sus obras.

Hay otros personajes de los que existe poca información, entre ellos: Ezequiel Pérez (indígena originario de Guerrero), el primer director del Observatorio Astronómico Central que tuvo su sede en Palacio Nacional; Isidro Díaz Lombardo, que también fue arquitecto y participó en la construcción de algunas edificaciones de la Ciudad de México; Juan Mateos realizó actividades docentes y escribió la primera obra sobre relatividad en México; mientras que Agustín Aragón y León fue promotor del positivismo en el país. Y un caso particular es Carlos Fernando de Landero, que pertenecía a la élite económica de México y su familia era propietaria de minas.

De la última generación Pedro Celestino Sánchez destacó en la docencia impartiendo clases en la Escuela Nacional de Ingenieros y en la Escuela de Altos Estudios, antecesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Y fue el primer director del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, ocupando el cargo por 22 años (1929-1951).  


Aportes desde la astronomía

Entre estos ingenieros geógrafos, José Omar Moncada explica que hay cuatro personajes que lograron reconocimiento en el ámbito de la astronomía y centraron sus trabajos en estos temas, se trata de Francisco Díaz Covarrubias, Felipe Valle, Valentín Gama y Cruz, y Joaquín Gallo Monterrubio, éstos tres últimos fueron directores del Observatorio Astronómico Nacional. 


                            

                  Francisco Díaz Covarrubias                                 Valentín Gama y Cruz                               Joaquín Gallo Monterrubio                                    Felipe Valle 

                         (Imagen: Mediateca INAH)                            (Imagen: Mediateca INAH)                          (Imagen: Mediateca INAH)


En el caso de Francisco Díaz Covarrubias participó en la primera expedición científica mexicana en el extranjero –que a pesar de las carencias del país en términos de infraestructura y comunicaciones– logró llegar a Japón a presenciar un evento astronómico en 1874: el tránsito de Venus. 

Con sus trabajos puso a México en el escenario mundial, participó en congresos internacionales relacionados con geografía, meteorología, astronomía, geofísica, geodesia. Entre sus aportes está la determinación de la longitud de la Ciudad de México. Y llegó a ser cónsul de México en Guatemala y Francia.

Valentín Gama y Cruz destacó por su actividad docente. Fue reconocido como doctor honoris causa y llegó a ser rector interino de la Universidad Nacional de México, en dos periodos distintos.  Por su parte, Joaquín Gallo “fue el único con un doctorado en una universidad americana”, por la Northwestern University. Al pertenecer a la última generación de ingenieros geógrafos fue partícipe de la Universidad Nacional Autónoma de México como docente en el Colegio de Geografía y secretario general de la UNAM. 

El investigador del IGg subraya que, las observaciones astronómicas realizadas por los ingenieros geógrafos “no eran en el sentido de la astronomía actual sino para posicionar la longitud y latitud de los sitios, y hacer una cartografía más exacta”, que tuviera el respaldo de observaciones científicas. 

En breve, José Omar Moncada publicará su artículo con información más detallada sobre la vida académica y los aportes de estos 19 ingenieros geógrafos mexicanos.  

 

 

 



Jessica Guzmán Hernández

2023-09-14