¿Cómo
se construyen los sistemas de alerta sísmica y cómo ayudan a la mitigación del
riesgo? ¡Alerta! Engineering on Shaky
Ground, es una obra de Elizabeth Reddy, investigadora de la Escuela de
Minas de la Universidad de Colorado en Estados Unidos, que explora el tema de
la alerta sísmica desde un enfoque tecnológico, ambiental y social.
La
publicación presentada por el Seminario Universitario de Riesgos
Socioambientales (SURSA) de la UNAM, está dividida en tres apartados que
examinan las áreas de medio ambiente, sociedad y tecnología, dando un panorama
general de las fuentes sísmicas de México y lo que implica vivir con estos
fenómenos; otro capítulo enfocado a la tecnología de la mitigación de riesgos y
cómo se construyen estos sistemas de alertamiento; así como la mitigación de
riesgos de ingeniería que nos adentra a conocer cómo se miden los sismos y
cuáles son los requerimientos tecnológicos.
Al
tomar la palabra, Elizabeth Reddy, autora del libro y especialista en
antropología y estudios sociales de la ciencia, subrayó que para lidiar con los
terremotos se debe poner en el mismo plano a la naturaleza, la población y la
tecnología. Y trató de reflejarlo en su obra a partir de las conversaciones con
varios especialistas para entender cómo la gente coexiste con estos fenómenos.
La
autora retoma ejemplos de alertas sísmicas en el mundo, para contextualizar el Sistema
de Alerta Sísmico Mexicano. La Ciudad de México, desde 1991, cuenta con su
sistema de alerta sísmico, siendo el sistema de alerta temprana de terremotos
más antiguo en el mundo, creado con el objetivo de advertir a la población con
segundos de anticipación sobre la ocurrencia de un sismo.
Naxhelli
Ruiz Rivera, coordinadora del SURSA, señaló que la alerta sísmica “ha
influenciado de manera profunda la forma como las y los mexicanos entendemos y
experimentamos los sismos”. Relató que esta obra está llena de historias de
cómo se trabaja en el área de la instrumentación, lo que da pie a entender las
implicaciones de la ingeniería en el mundo actual. Y “es algo que los estudios
sociales de la ciencia aportan no sólo a esa disciplina sino también a otras
áreas como la geofísica, la geografía, la ingeniería y la sociología. Y hay un
diálogo interdisciplinario muy interesante”, indicó la universitaria.
En
su intervención Luis Reyes Galindo, académico de la Universidad de Wageningen
en Holanda, destacó que una de las virtudes del libro es que está inserto
dentro de los estudios de ciencia, tecnología y sociedad, llamados estudios de
infraestructuras, y parte de las características de estos estudios es enfocarse
en el capital humano, la organización social y también en los elementos
técnicos que permiten su funcionamiento.
Otra
de las aportaciones de la obra, que está disponible para consulta en la
biblioteca del Instituto de Geografía, es que habla sobre la cultura sísmica a
partir de la cultura científica, y muestra cómo detrás del sonido de la alerta
sísmica está “una estructura de trabajo, de conocimientos, de políticas
públicas”, entre otros.
La alerta sísmica mexicana
En
la presentación del libro se contó con la participación de Juan Manuel Espinosa
Aranda, director y fundador del Centro de Instrumentación y Registro Sísmico
(CIRES), que habló sobre la experiencia de la alerta sísmica mexicana. Recordó
que este Centro se creó para promover el desarrollo de la tecnología aplicada
para la instrumentación sísmica y la mitigación de riesgos ante esta amenaza.
Después
de los sismos ocurridos en 1985 que dejaron grandes afectaciones en la capital
del país, a partir de 1987 se impulsó la instrumentación sísmica de sus edificios.
En 1989 el CIRES desarrolló el sistema de alerta sísmica de la Ciudad de México
que opera desde 1991. Y a partir de 2003 Oaxaca también cuenta con este sistema
de alertamiento. El director del CIRES, enfatizó en la importancia de que “la
población comprenda que estamos ante una amenaza inevitable y que podemos hacer
cosas para cuidar nuestra seguridad”.
Respecto
al sistema de alertamiento mexicano, subrayó, se trata de una singularidad que
no se observa en muchos lugares, ya que la virtud de este desarrollo del CIRES
es que genera avisos de alerta con segundos de anticipación a la llegada del
sismo.